“El coaching ha experimentado un gran desarrollo como disciplina para promover el cambio y el bienestar en personas y organizaciones de todo el mundo» (González et al., 2018, p. 81).
Así se destaca la fuerza que ha venido tomando este proceso expansivo de las capacidades individuales y colectivas, donde las personas logran situarse como autogestionarias de su vida, de sus experiencias, amplían la valoración del potencial que pueden llegar a desarrollar, con repercusión en los entornos cotidianos y en la forma de gestionar las relaciones, sustento vital de lo humano y de lo social.
Aporte del coaching en la toma de decisiones gerenciales 68 | Andrés Felipe Jiménez-López | María Paulina Vásquez-Varela | Doralba Ramírez Henao | Ahora bien, al hablar de coaching y gerencia, se plantean retos, algunos de los cuales están directamente asociados a las nuevas demandas directivas, como señala Echeverría (2000) citado en Leal et al. (2017): «El directivo de la empresa del futuro requerirá disponer de las competencias de un coach […] debe ser alguien capaz de identificar los obstáculos que obstruyen el desempeño y aprendizaje de su gente y desarrollar intervenciones capaces de disolverlos.
De esta manera, resulta comprensible que, para hablar de la tarea gerencial, se requiera un compromiso con el bienestar propio y el de las personas que acompañan el logro de los resultados organizacionales, destacando la importancia de encontrar la ruta para ejecutar un trabajo colaborativo e interdependiente. Así, toma validez la exploración de un entorno estratégico que cualifique el desempeño gerencial, más allá de los procesos administrativos y funcionales, donde se puede apreciar un campo de intervención bien definido para el coaching, como una práctica generadora de cambios, que incrementa las opciones de aprendizaje y transformación de cada persona y de los equipos. «El coaching está dirigido a motivar o influenciar en el grupo que hace las cosas para convertirlo en un equipo de trabajo donde todos se lleven de forma armoniosa y el trabajo sea el más productivo posible.
Lo anterior, refuerza la relación sinérgica que existe entre el arte de gerenciar y la habilidad de liderar, así como afirma Navia: «Los gerentes más eficaces se convierten en líderes y para llegar a ello, se han identificado dos factores críticos para el éxito, esto requiere un aprendizaje constante y continuo, que implica la participación del individuo, más allá de un simple espectador, con verdadera injerencia en las decisiones que se toman, la direccionalidad que se busca dar al proyecto de vida y su acoplamiento con la gestión gerencial, que vincula el esfuerzo de las personas para cumplir las metas y objetivos trazados.
El coaching se ha convertido en una herramienta clave y exitosa en el management empresarial y su influencia se ha extendido a diversos ámbitos. Esto denota una transición importante hacia nuevos modelos gerenciales, desde la sinergia de talentos y la ampliación de los escenarios para el encuentro colectivo, con líderes que logren asumirse desde su rol fundamental como agentes de cambio, facilitadores del aprendizajes y gestores de oportunidades que se traduzcan en bienestar para las personas. Un líder coach es un guía del proceso, busca enseñar y corregir frente a un problema, trabaja en equipo fomentando la toma de decisiones y el entusiasmo, visualizando a las barreras como oportunidades de mejora, teniendo autoridad como un privilegio del servicio.
En efecto, se habla de gerentes que logren trascender la verticalidad que suele representar su rol en la organización, hacia un modelo de gestión más centrado en relaciones de complementariedad e interdependencia, con aprecio hacia la visión transformadora que se necesita para llevar a niveles superiores los emprendimientos empresariales.